martes, 16 de febrero de 2016

Mi increíble experiencia

Ya casi ha pasado un año desde que terminó mi aventura en las frías tierras de Suecia y sólo puedo decir que no hay día que no piense en mi futura vuelta.

Recordaré para siempre mi llegada en la noche a la estación de autobuses de mi ciudad donde me esperaban mis padres ansiosos de verme, incluído mi hermano, cosa que no es muy común en él. Recuerdo los abrazos y las lágrimas en los ojos de mi madre, como si me hubiera ido durante años. También recuerdo con mucho cariño acariciar a mi perro de nuevo, lo cual se me hizo extraño al principio tras haberme acostumbrado al gato de mi familia sueca. Al llegar a mi casa me entró un ataque de pánico al verme de nuevo en mi habitación, con mi cama, mi armario, mi mesa de estudio... Por no hablar de todo el tiempo que empleé en quedarme dormido mientras que un montón de sentimientos que desconocía empezaron a llenar mi cabeza.
Lo más duro del primer día en mi casa fue encontrarme con un álbum con fotos que me había hecho con mi familia y que ellos me habían metido en la maleta sin que yo me enterara, quería bajar las escaleras y darles las gracias por todo como si siguiera allí pero ya era inútil.

Al margen de mis primeros momentos en casa, a lo largo del día me di cuenta de que mi regreso a España había sido un redescubrimiento, nada había cambiado aparentemente desde el comienzo de mi viaje hasta que me di cuenta de que algo muy importante, y es que yo ya no era el mismo. Ya no veía las cosas como solía hacerlo, veía a mis amigos, a mi familia y a todo lo que formaba parte de mi rutina en mi país de origen con otros ojos, es una sensación indescriptible pero que te llena como cuando se sabe que uno ha hecho un buen trabajo.

A medida que pasan los meses me he doy cuenta de que muchas de las rutinas que fui cogiendo en Suecia desaparecieron con el tiempo, lo cual encuentro normal quizás por mi cultura, quizás por las normas de mi casa... Por suerte algo que desenvolví en Suecia sigue intacto y es mi visión del mundo. Para mi yo de antes de empezar este viaje, la realidad, o mejor dicho, mi realidad, estaba limitada por mi rutina, mi familia, mis amigos de siempre, el hecho de levantarme todos los días para ir al instituto, volver a casa y estudiar y repetir... Hoy veo el mundo como algo más grande.  Ayer estaba aburrido y me veía destinado a vivir en la monotonía, experimentando los "ligeros" cambios que vería en mi vida una vez terminados mis estudios, completada mi carrera y abriendo las puertas del mundo laboral. Hoy vivo con la ilusión y la motivación de seguir adelante, conseguir mis metas e irme, largarme, viajar, descubrir, experimentar, vivir una vida diferente.

 Nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo incesante de mi familia de quienes he recibido fuerza en todo momento, sin mis amigos, tanto españoles que me han alegrado los días con mensajes, llamadas o videoconferencias; como suecos, prestando siempre ayuda y cariño; pero sin duda sin el cariño y afectó que he recibido de mi familia sueca a los cuales les debo mucho, por enseñarme tanto en tan poco tiempo y hacerme sentir uno más dentro de una cultura tan bonita como es la sueca.

A quienes tengan la posibilidad de vivir esta experiencia sólo decirles que no lo duden ni un segundo y que no pierdan esta oportunidad única.

Suecia es definitivamente mi segundo hogar.